En esta profesión, después de diez años, es difícil que te sorprendan. Muy difícil. Pero esta sesión fue una algo que me dejo patidifuso. Ojiplatico. Con la boca abierta. Eso si para bien. Este es el regalo de una madre, Araceli, a una hija, Claudia aficionada a los caballos, sobre todo su Queen, y a la danza. Me ha costado elegir entre tantas fotos, de verdad. Espero que os gusten.
Abrazos y besos.